jueves, 28 de abril de 2011

MI CALLE

Donado y las vías, en el barrio de Fisherton, Rosario, Santa Fe, Argentina. Ésa es la localización de mi casa, la que me permite salir a la amplia vereda con los palos borrachos...árboles que reemplazaron a los plátanos de gruesos troncos grisáceos con manchas de corteza marrón, que cobijaron las correrías de mi infancia, con los amigos del barrio, mientras los padres conversaban sentados en la puerta de la casa, los atardeceres de verano.

La luna marca un sendero
entre los palos borrachos.
Agorería de sombras que conjuran a mi alma.

La luna traza un camino
entre la fronda y la calle.
La luna brilla su espejo indiferente a mi danza
pues voy bailando mis penas
bajo la noche estrellada,
despertando a los recuerdos que van sesgando la calma.

Las copas con flores rosas
en la umbría, vierten magia
pues son rosas negras las flores
-cicatrices de las ramas-

La calle tiene en las vías
su cicatriz costurada.
La cicatriz de mis penas
es una vía obturada...
Un camino sin salida...
Una ilusión que se escapa...
Un sueño que se diluye
como se muere esta noche entre las manos del alba.

Senda de palos borrachos
que aprisionan las veredas.
Vía que intenta una fuga
traicionada por barreras.
Trazo inmóvil de mi calle
que se refugia en mis ojos
y a mi vida se encadena,
¡como se amarran las cosas
con los cerrojos del alma!

Haydée Norma Podestá
Rosario, 28/4/11
Derechos reservados

NO TE RINDAS

Mario Benedetti


No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

sábado, 23 de abril de 2011

LA LUNA Y YO

Me asomé a la ventana atraída por la belleza de la luna llena.
Recostada en el marco de la misma perdí la vista en su silueta lejana  .
Unas nubecitas casi transparentes la envolvieron por breves momentos.
Después una bandada de bandurrias en nocturnal y extraño vuelo tomó como fondo la luminosidad para sus siluetas de ébano.
El viejo sauce agitó sus ramas enmarcándole una rizada cabellera.
El concierto de los grillos alternaba sus notas celebrando tanta hermosura.
Un caminito lunar se tendió entre el astro de la noche y mi presencia.
Vi trepar a una niñita forcejeando su triciclo.
Después a una alumna de primaria con sus libros.
Casi atropellando, envuelta en una risa de cristales nuevos, apareció una adolescente.
Más tarde caminó una novia la alfombra tenue de la senda.
Apareció una madre con sus tres chiquillos.
Y en un  gigantesco remolino de recuerdos, me vi a mí misma escalando ese sendero.
Entonces…ya no supe si era yo mirando a la luna o si, realmente, era la luna  quien  me observaba a mí.

Haydée Norma Podestá
Rosario, 27/2/11
Santa Fe  - Argentina
Derechos reservados