miércoles, 18 de mayo de 2011

¡¡UNA NUEVA ETAPA DEL CAMINO!!




 





Hoy doy gracias a la vida...
por haber nacido a ella
porque tuve una mamá que me deseó y me quiso
por haber tenido un padre extraordinario
porque cuando mi papá murió, la vida me regaló otro padre  que nos cuidó hasta muy viejito
porque tengo tres hijos maravillosos, muy buenas personas, que son mi vida y a los que adoro
porque tengo dos nueras y un yerno que me quieren y a los que amo
porque tengo tres nietos para alegrar mis días
porque también Ginni, Sofía y Tango me quieren y se sientan a mi lado
porque tuve una infancia muy muy feliz, de juegos y vagabundeos por mi barrio
porque desde siempre me llevo bien con mi hermano y su familia
porque tuve tíos y tías importantes para mi niñez
porque amé mucho y fui amada
porque tengo un montón de amigos y amigas de todas las etapas de mi vida;  a unos sigo viendo y a otros recuerdo con mucho cariño
porque pude enseñar a muchos chicos y a muchas chicas y hoy me siguen llamando ¡seño! y nos encontramos y los veo hombres y mujeres felices
porque entro a la escuela y aún siguen mis alumnos más pequeños corriendo a abrazarme
porque conocí  gente muy valiosa en el Normal, en la facu, en el gremio, en las escuelas, en los talleres de arte y literarios, en la federación, en los blogs, en internet, en mi barrio...¡¡¡en la vida!!!
porque vivo en el mismo barrio en el cual nací y en la misma casa que proyectó mi abuela paterna
porque tuve algunos grandes dolores pero siempre me sobrepuse a ellos
porque tengo mucho mucho mucho amor alrededor mío
porque puedo cumplir mis sueños y mi vocación de escribir
porque tengo FE y creo en Dios
¡¡¡porque soy feliz!!!
PORQUE HOY CUMPLO UN AÑO MÁS ...

¡¡¡MUCHAS GRACIAS A LOS QUE COMPARTEN MI VIDA!!!
HAYDÉE

domingo, 15 de mayo de 2011

UNA PUERTA...

Juan no supo cómo ni por qué  llegó a la puerta. No parecía una puerta común. Parecía muy antigua, con ese aire de desgaste de las cosas viejas. Extrañas cariátides de amorfos seres rodeados de arabescos que simulaban un mensaje cifrado, la rodeaban.
Una fuerza poderosa lo había ido arrastrando hacia ella en ese atardecer que ya agonizaba en brazos de la noche. El senderito de piedras,  desgastado por otros pasos anteriores a los suyos, se quejaba mientras avanzaba hacia la portada. Sus ojos estaban prendidos al extraño fulgor azulado que emanaba de las hojas cerradas, sintiendo esa fascinación que provocan algunas serpientes en sus futuras víctimas.
A su alrededor un paisaje desconocido se desdibujaba en las crecientes sombras de la noche. Sin embargo, parecía ir cobrando límites más precisos a cada metro de camino recorrido. Algunas cosas comenzaron a resultarle familiares.
¿No era ese roble con sus gruesas ramas extendidas similar al que trepaba de niño? ¡Hasta parecía que de una de sus ramas colgaba balanceándose la hamaca que le hiciera su abuelo!
Su abuelo. Ese hombrecillo callado, con una combinación de tristeza y dulzura en sus ojos claros, cuyos brazos eran el refugio seguro cuando lo atormentaba su orfandad materna.
Como contraluz, la sombría imagen de su abuela se corporizaba a un lado del camino.  La abuela Cata, una mujer dura a quien la lucha por la supervivencia en un medio hostil había endurecido aún más su ceño. ¿O tal vez fuera el dolor por la temprana muerte de su hija?
Juan no podía recordar en qué circunstancias había fallecido su madre. Intentó infinidad de veces traer al presente de su memoria esos días de su primera infancia, pero una pesada lápida pétrea impedía aforar a los recuerdos. Cuando ya encontraba vanos los esfuerzos, desistía preguntándose con amargura por qué causa sucedía esto.
Ya estaba cerca de la abertura. La mano, independiente de su voluntad de no abrirla, se posó sobre el picaporte y lo giró.
Al principio la puerta se resistía, como deseando impedir su paso…Después, con un chillido semejante a un llanto ahogado, giró sobre sus goznes y se abrió completamente.
Una ráfaga con olor a las flores podridas de los cementerios le abrasó la cara.
Sus ojos  se desorbitaron, se le heló la sangre en su garganta ahogándolo como un nudo corredizo en el cuello de un ahorcado y el borbotón de los recuerdos olvidados le atropelló el cerebro. Se destrabaron los cerrojos de la memoria y cayó muerto en el mismo instante en que la respuesta a la muerte de su joven madre se instalaba en su presente final.

Haydée Norma Podestá
Rosario, 12 de mayo de 2011
derechos reservados

sábado, 14 de mayo de 2011

PREGUNTA FUNDAMENTAL

¿Qué se hace cuando se tienen ganas de huir del entorno cotidiano?

domingo, 8 de mayo de 2011

EN CAMINO

"La cerca inconclusa" de Haydée Norma Podestá, óleo, 1974.

Rueda el auto su monotonía
mecánica
mientras los dorados otoñales
se deslizan
por presencias sucesorias de árboles
inmóviles
en la fresca geografía
matinal.
Un sol pálido
como masa de pan sin horneadura
esconde su vergüenza
tras las nubes,
haciendo más descolorido
el paisaje.
Como una pátina velosa
cubre las cosas
que se acercan
y se alejan
antes de que la mirada
pueda retenerlas.
Pasan
y me dejan
como se va la vida
con sus años,
llevándose los sueños,
descabezando realidades,
fundiendo en la maraña
de los tiempos
los hechos que conforman
la existencia.
Cada rodar de las ruedas
me acerca
a mi destino nuevo.
Cada rodar de las horas
me aleja
de mi historia vieja.
Los silencios,
las risas compartidas,
las caricias de amor,
alguna lágrima
y esa amalgama de emociones
que en mi sangre late
y me conforma
como forman mis huesos
mi presencia.
Como la serpiente que abandona
la vieja piel que ya no sirve,
la muchacha que fui
quedó perdida
en el arenal del tiempo fenecido.
Ahora soy esta mujer de piel cansada
riendo la misma risa cantarina;
con algunos sueños menos por delante
pero intacto...
¡mi gozo por la vida!

Haydée Norma Podestá
Buenos Aires, 7/5/2011
Buenos Aires, Argentina
Derechos reservados